lunes, 13 de octubre de 2014


     Todos y cada uno de los mas de 7 billones de almas que conformamos la raza de los seres humanos definimos a nuestra imagen y semejanza la sociedad en la que vivimos ¡TODOS!

     Así que si vivimos en este mundo lleno de guerras, conflictos de intereses, ambiciones, violencia, corrupción, contaminación y demás despropósitos es porque la gran mayoría de los seres humanos que habitamos este planeta así los alimentamos.

     Los gobernantes y la casta política por su nefasta y corrupta gestión avariciosa y partidista. Los señores de la banca y los amos del capital, tiranizando en la sombra, con su megalomanía patológica a sus congéneres, sometiendolos bajo rodillo a trabajos forzados y humillantes impuestos. Los dueños de los mercados,  con una publicidad mas que agresiva ("la voz de sus amos") arrastrando a indefensos consumidores a unos hábitos de conducta egoísta, individualizada y a la postre deshumanizante para satisfacer sus oscuros intereses ambiciosos. Los héroes del entretenimiento, las figuras del deporte, actores y artistas firmando sin temblarles el pulso contratos millonarios, pactando con el mismísimo diablo la ley del silencio impuesta por el sistema actual del beneficio, por un puñado de asquerosos dólares y simple ego. También la tibia e insípida clase media burguesa de cualquier nación del globo terráqueo se hace cómplice de esta situación, cambiando de canal, sentada tranquilamente en su sofá, vomitando de su conciencia los sufrimientos de la mayoría. Así de sencilla es la respuesta a esta caótica realidad, así es como, sencillamente, TODOS y cada uno de nosotros componemos el cuadro de esta sociedad, dandole, por esta suerte de desgraciadas circunstancias, la espalda a la verdadera necesidad.

      “Ningún ser vivo del planeta sin pan, sin techo, sin hogar”, pues este pilar básico y fundamental debiera ser la piedra angular de nuestro existir, pero esta bien claro, y cada vez mas, que no lo es. Es tal el desentendimiento (pecado de omisión) y la corrupción de todos estos procesos, que paulatinamente nos ha llevado a enfriar la cálida luz de nuestras almas, anegando hasta la mas fría oscuridad el único lugar donde vive (o vivía) la verdad primera del hombre y la mujer, sumiendo en tenebrosos rescoldos el corazón de nuestra esencia.

      Nuestra joya mas preciosa, la única piedra con verdadero valor, nos la hemos dejado olvidada en el camino en aras del falso progeso y la modernización obsesiva compulsiva...

                                                      ¿Donde se ha quedado el Amor?

     Tan devaluado y desgastado en la actualidad por su desuso, tantas veces suplantado por sucios impostores como el dinero, la fama, la falta de seguridad, la ínfima autoestima o sencillamente la frivolidad del libertinaje unidos bajo un solo nombre común que sibilinamente se nos pasa desapercibidos...el (falso) poder de la MAYORÍA.

     "Los números mandan", el ser humano confía en las estadísticas mas que en la auténtica verdad de la lógica aberrante, pues en este mundo todo es susceptible de ser discutido menos las matemáticas del "1+1=2". Los grandes líderes políticos de cualquier rincón del mundo han hecho, siempre gala de su gran inteligencia antinatural (que es la que de verdad nos mata), utilizando esta para manipular a la gran masa retorciendo la opinión pública a su antojo y engañandonos con su propagandístico lavado de cerebro "Obedeces = comes, No obedeces = No comes". Y como ya ha pasado tantas otras veces en la historia de la humanidad,  justifican, bajo el poder hipnótico de sus diabólicas matemáticas, las mayores masacres cometidas, sedando las conciencias y maquillando con sus cifras, caóticas barbaridades bajo el frío lema que hiela la sangre "Los números mandan". La dócilmente acobardada mayoría plebeya, falta de personalidad y de sentido común no entiende de números, su lema es mas simple y aterrador “Todos lo hacen, yo lo hago” mientras se escudan bajo la sombra de la apática banalidad.

  ¿Donde ha quedado entonces, el porqué tan escondido, pilar básico de nuestra existencia? Se ha quedado reducido al materialismo efímero de la complacencia mundana. El cáncer oscuro que alimenta la bestia insatisfecha de nuestro agujero negro de destrucción, contaminación, caos, vicio y perdición. Pero el ser humano, a pesar de toda su ilógica actuación, no está llamado a ser así.

     El ser humano es el único responsable directo de su destino. En todos y en cada uno de nosotros recae la culpa del estado actual del mundo como también así la satisfacción del deber cumplido por la búsqueda de la victoria y la paz, la bondad o como mínimo la justicia social.

     Y así nos va, pero todavía existe una esperanza, ya que en la relación de equilibrios de fuerzas, aún este mismo desequilibrio, incide de forma directa en el restablecimiento del equilibrio. Pues en las mismas normas del juego de la vida están insertas las mismas soluciones naturales para la victoria final.

     La historia de la raza humana nos enseña que aunque es inevitable el caer en grandes conflictos internacionales que nos arrastran al caos y a la destrucción, al igual es también inevitable que aún sumidos en la oscuridad y las sombras, el mismo ser que se precipitó al hoyo de la fatalidad, termine luchando con todas sus fuerzas y contra toda desesperanza por volver a restablecer el equilibrio perdido con todos los medios posibles.

     No podemos evitar el inicio de las guerras como tampoco sus finales y solo y únicamente llegamos a ellos porque sencillamente la gran mayoría de los seres que habitamos esta dimensión dual de materia espiritual así lo terminamos de definir.

     Solo hay guerras cuando la mayoría las apoyan y solo también, alcanzamos la ansiada paz, cuando somos mas los que la persiguen que los que no. Todo depende de nosotros. Y todo y nada es inevitable y a su vez efímero.

     La vida es un ciclo de altos y bajos y solo se baja cuando se esta muy alto y se sube cuando se esta en lo mas bajo.

     Nada es para siempre, solo permanece el alma inamovible, serena y decidida. Solo el que persevera inalterable a los fatales cambios de los tiempos, a las tormentas negras de oscuridad, solo aquel que confía en la Luz eterna que se esconde, tan solo por momentos, detrás de los fantasmales nubarrones de maldad transitoria, se salvará y será aquel que guíe el camino a la Vida a futuras generaciones venideras.

     ¿Así que porque desfallecer en nuestro empeño de florecer e iluminar con la luz de nuestra gloria? Hagamos lo que hagamos, el principio natural de la creación, al final acabará venciendo como siempre y contra todo pronóstico sobre todos los demonios, pero…

         …elegir, apoyar y alimentar la manera natural, además de una obligación para los hombres de buena fe, es, sencillamente…

                                                                  …lo mejor!

sábado, 27 de septiembre de 2014

EL CAMBIO

    


     La culpa de toda esta “crisis” no es de los partidos de cualquier ideología ni de los políticos corruptos que militan en sus filas contaminando sus principios sino de los ingenuos que los votan una y otra vez. La culpa no la tienen los bancos, ni los banqueros, ni sus prácticas usureras sino los clientes usuarios que siguen ingresando dinero en sus cajas y suplicándoles créditos e hipotecas. La culpa no la tienen los empresarios ni los sueldos miserables que ofrecen, ni los horarios esclavistas que imponen sino de los trabajadores sumisos que firman los contratos sin rechistar.

     El problema no depende de las corporaciones imperialistas ni de las multinacionales ambiciosas ni de sus precios abusivos, ni de sus campañas de marketing y publicidad agresiva sino de los consumidores pusilánimes que compran sus innecesarios productos de marca por puro complejo y baja autoestima. Ni tienen culpa ni son el verdadero problema los mercados especuladores manufacturando los alimentos y degradando la calidad de los mismos con sus técnicas de sobrealimentación artificial de los ganados y la mezcla de ingredientes químicos con el único interés del beneficio final sino de aquel que por unas razones u otras compran en sus establecimientos.

     Y al fin y al cabo, la culpa no es de los gobiernos ni de sus intereses geopolíticos, ni sus guerras por recursos energéticos, materia prima o petróleo sino de los soldados que empuñan las armas y obedecen a ojos cerrados las órdenes de sus superiores por el simple hecho de cobrar sus sueldos a fin de mes.

     Así entonces, la solución es bien sencilla pues no depende de ningún esfuerzo sobrehumano, ni de ningún puesto de trabajo relevante, ni de ser ningún personaje público importante con contactos en las altas esferas. No es necesaria ninguna respuesta en forma de revuelta violenta ni siquiera de una manifestación pacífica. No es necesario hacer ningún tipo de desembolso de una importante suma de dinero. No es necesaria ninguna campaña de concienciación en las redes sociales, ni de mítines en las plazas de los pueblos, no hace falta convencer a nadie pues empieza por UNO mismo.

     Todo depende de una elección personal AQUI y AHORA.

     ¿Quieres cambiar el mundo?



X = BENEFICIO = INDUSTRIALIZACIÓN = CONTAMINACIÓN = DESHUMANIZACIÓN = GLOBALIZACIÓN

     Ante el dantesco panorama del mundo que nos rodea y dejando a un lado la polémica discusión de la caída hasta los abismos de los valores y la mas mínima moralidad, para basar este análisis a algo mas concreto y material como es la situación actual.

     Primero y muy por delante de los demás misterios sin resolver, se encuentra la política medioambiental a la que nos vemos sometidos debido mas que nada a la nefasta gestión de las energías que nos mueven. Seguido muy de cerca por la sobreproducción sin control de desechos generados de esta pésima gestión. Y todo esto sin llegar a tratar temas tan escabrosos como los inexplicables polémicos casos de corrupción generalizada y la ambición desmedida que órbita tan evidentes frutos. La sociedad global, a la que mas por desgracia que por suerte, hemos desembocado, se define por los mismos parámetros por los que pudiésemos tratar a una plaga o un virus, matando incomprensiblemente al organismo en el que habita y por tanto, buscando su propia muerte.

     La contaminación a la que estamos sometiendo al planeta por nuestro estilo de vida y como esta se retroactiva desastrosamente imparable, pues tal y como esta concebido la rueda del progreso y los beneficios económicos, aunque por impepinable que sea la regla de tres matemática que tenemos ante nuestras narices, nos convence de que nada podemos hacer, hasta el momento, por nadar en sentido contrario por conseguir, ya ni siquiera parar, sino disminuir la emisión del CO2 resultante de la combustión de los derivados del petróleo y de todos los desechos resultantes de la manufacturación del mismo. Un grave problema del que el hombre es consciente hace ya tiempo y del que no consigue librarse de ninguna de las maneras de su fatal destino.

     Ya hace unas décadas nos planteamos el tema del reciclado pero esto a día de hoy no nos ofrece las cifras falsamente esperadas, pues a pesar de nuestros esfuerzos, tan solo conseguimos reutilizar el 10 % del total. La producción supera el proceso de reciclado, viviendo de la manera en que vivimos es materialmente imposible sobreponerse al hecho de que la mancha negra del progreso industrial se expanda cada vez mas hasta llegar un día no muy lejano al último rincón del planeta, si no lo ha hecho ya.


     Y este es solo uno de los innumerables frentes abiertos por el ser humano en su afán obsesivo por alcanzar las cotas mas absurdas en su desmedido y descerebrado camino hacia el ¿“progreso”? La imparable escalada de registros de patentes de los mas inocuos aparatos, la incesante producción de enseres y materiales con una predeterminada y programada obsolescencia, con la única y cada vez, por absurdo que parezca, a la mayor creciente demanda de apellidar industrialmente a todo proceso con el fin único de producir mas en menos tiempo para “rentabilizar” los procesos de producción y alcanzar así, cada vez, mayores beneficios.

     Pues es esta, la palabra maldita, el asqueroso, sucio, ruin y ambicioso BENEFICIO, el verdadero motor de nuestra industria. Ya que no hay que ser un gran experto en estudios económicos para hallar la incógnita a la regla de tres matemática antes propuesta, del declive y destrucción en masa de todo lo que se opone en el camino de estos concretos números. Cifras diabólicas que nos nublan el cerebro, entumecen la humanidad de nuestros corazones y nos ciega la visión del menos común de nuestros sentidos, el sentido común.

     Es absolutamente “por y para” el benéfico por el que estamos destruyendo el planeta aún a sabiendas, por el beneficio es por el cual no podemos parar de lanzar al mercado máquinas que contaminan nuestro aire, manchando nuestros océanos y envenenando a los seres vivos que habitan en ellos. Por el beneficio, esclavizamos a nuestros semejantes, los desalojamos de sus hogares, los privamos de su libertad e incluso de las necesidades mas básicas como el alimento.

     Despojamos al prójimo de todo aquello que se compra desde lo material hasta lo inmaterial, desde el esfuerzo y el sacrificio, hasta llegar a la mismísima libertad. Anteponiendo el prefijo “in” al adjetivo que mejor nos describe “humano”, dando la vuelta a la piel que nos envuelve y cayendo en la mas absoluta bajeza “inhumana” de manera subconsciente y sin rechistar. Alejándonos así de nuestra propia raza y comportándonos como auténticas bestias salvajes o peor, pues hasta los animales poseen instintos básicos de supervivencia y perpetuación de la especie que los hace sostenibles en su “irracionalidad”, mientras que los “sapiens” como nosotros, estamos comprobando, que carecemos ya de toda lógica y lo que es peor, del tan falsamente sobrevalorado, corazón.

     Justo aquello que nos diferencia del resto de la creación, por encima de la maldita inteligencia que un fatídico día se nos concedió y nos está arrastrando a nuestra propia autodestrucción. Y fue precisamente el corazón humano, la luz que debe guiarnos en nuestro caminar, lo primero que despejamos en una de estas operaciones matemáticas para anteponerlo al pu… beneficio.

     Así que hasta que no logremos superar los resultados tan desastrosos de esta absurda economía que a todas luces nos esta demostrando lo alejados que nos encontramos de nuestro verdadero ideal de humanidad, tal y como evoluciona a pasos agigantados y sin nadie que detenga a este monstruoso modelo del progreso socio-económico y al hábitat donde mora que no le quedan ni dos telediarios, estamos, irremediablemente, abocados al inevitable COLAPSO.


     Moriremos entre escombros, respirando gases tóxicos y envenenados por nuestros mismos alimentos. Nos extinguiremos ahogados en montañas de plásticos y materiales tóxicos de eterna degradación. Desaparecerán antes nuestros cadáveres que nuestros desperdicios. Y si no, al tiempo…pues el tiempo, inexorablemente, al final, pone todo en su sitio. Y nosotros no vamos a ser menos. Encerrados en nuestra burbuja de vanidad y patéticamente endiosados, nos creemos intocables ante la violación de todas y cada una de las leyes naturales que hemos ido rompiendo en nuestro camino hacia el falso Olimpo de los Necios. Pero caeremos, es mas, ya estamos cayendo como moscas, los datos lo confirman. Y nada ni nadie nos vendrá a salvar en su carro alado de fuego, nada excepto nosotros mismos, cuando por fin seamos verdaderamente conscientes del rumbo a los que nos conducen nuestros mas oscuros instintos.

     Hasta entonces, mas nos valdría construir un arca a los pocos “locos” marginales que vemos de manera tan nítida los nubarrones que nos advierten del inevitable “diluvio” que nos espera. Pues tal y como veo a la sociedad actual y su escasa, por no decir, prácticamente NULA capacidad de respuesta ante hechos y datos tan claros, no tengo ninguna esperanza en el despertar colectivo. La masa seguirá obcecada en seguir a pies juntillas al flautista del progreso y su sagrado “beneficio” y tan solo por asegurarse las lentejas de hoy olvidando las cosechas del mañana que se arruinarán por su falta de visión.
 
Y lo peor de todo, es que ya no me sorprende…


“Sólo cuando el último árbol esté muerto, el último río envenenado, y el último pez atrapado, te darás cuenta que no puedes comer dinero.” (Proverbio indio)


BORREGOS SOMOS, BORREGOS FUIMOS, BORREGOS SEREMOS.


      Y yo me pregunto, ¿como hemos llegado a esto? Analizo todo lo que ha ocurrido de unos años hasta hoy. Mas o menos desde la caída de las Torres Gemelas, pues es un punto de inflexión que todos recordamos y no porque todo empezara ese fatídico día. La situación en la que ahora nos encontramos ya se empezó a gestar incluso mucho antes de que el hombre llegara a la luna. Porque si de algo estoy seguro es que está "crisis" no es fruto de la casualidad.

     Como ha cambiado el cuento hasta ahora, y como por suerte o por desgracia han quedado al descubierto todas las entrañas de este sistema al que creíamos definitivo. Como esta "Sociedad del Bienestar" que literalmente nos vendieron, se ha ido transformando paulatinamente y casi sin enterarnos ante nuestros ojos en un grotesco monstruo, como sacado de una película de serie B.

     Como el avance en ciertas ramas, sobre todo la tecnológica, han servido para tirar de otras, y como esa sociedad, mas bien, del “Biencomprar" se ha ido traduciendo en la adquisición de aparatos, máquinas y enseres de nombres impronunciables, ayer innecesarios y hoy imprescindibles. Y como para ello nos hemos visto obligados a entendernos con los usureros prestamistas oficiales, como hemos firmado nuestras cadenas perpetuas avalando con nuestras mas sagradas posesiones atesoradas con el sudor de generaciones por la insana afición a la adquisición de productos de obsolencia programada con un año de garantía. Y como de manera incomprensible el rodillo de los poderosos nos han ido apretando las tuercas progresivamente hasta casi el desquicie global, la apatía general y la ya innegable contaminación medio-ambiental.

     Recuerdo las revueltas de la primavera africana, el 15 M, Ocuppy Wall Street, recuerdo como en un momento dado el tejido de la sociedad internacional se resquebrajó y perdió su equilibrio. Ahora compruebo, como de manera sutil, hemos vuelto todos a nuestras rutinas, a una extraña normalidad, como si aquí no hubiera pasado nada. Y mientras los máximos responsables de todas estas injusticias han salido de rositas y han escapado, de manera incomprensible, del lógico linchamiento social y como además de mantener sus puestos y privilegios, han seguido amasando indecentes fortunas.

     Me pregunto si es que en verdad no pasó nada, si lo soñé, o si a lo mejor tampoco fue para tanto. Todos los claros casos de corrupción, el descarado flirteo de la política con la banca y esta con los mercados, el “ménage à trois” de estos y los jueces con los poderosos implicados. Y por otra parte, las víctimas desahuciadas, los despidos masivos, el cierre de negocios, fortunas públicas en paraísos fiscales, blanqueos de dinero y para colmo, el surrealista rescate a la banca, principal culpable del descomunal descuadre económico, el cual actualmente, y a pesar de todos los esfuerzos y sacrificios, todavía se cifra en billones de euros.

     Y mientras, todos nuestros amados líderes nos animan desde sus balcones vips, con las ya tan manoseadas arengas del "arrimemos el hombro", "salimos todos juntos a una" nos invitan a emular a las estrellas del deporte. Tampoco llego a explicarme como con un mundial de fútbol, o de basket, o final de master de tenis, o con cualquier otro entretenimiento televisivo nos han hecho desviar la atención mientras que todo sigue igual o peor. Suma y sigue...

     Definitivamente todo fue un sueño, nos han metido en el cerebro el chip de la crisis sin anestesia y todos como borregos la hemos terminado de aceptar asumiendo nuestro rol y pagando las consecuencias. Padres que no pueden alimentar a sus hijos, colas interminables en los comedores públicos y en los bancos de alimentos, familias sin ningún tipo de ingresos expulsados de sus hogares, abuelos manteniendo a hijos y nietos con escasas pensiones, suicidas arrojandose por las ventanas de casas de las que iban a ser deshauciados. Y los mas "afortunados” trabajadores, esclavos modernos, cubriendo su cuota de culpa con horarios intempestivos y sueldos a la baja, recortes de unos derechos y libertades a los que tanto costó llegar, subidas de impuestos y ese largo etcétera que se resume en discursos con palabras que debieran estar descatalogadas del diccionario como déficit, inflación, recesión y bla, bla, bla...

     Y aún tenemos que dar gracias a San FMI y al Arcángel BM que nos confiesan de nuestros pecados derrochadores por vivir por encima de nuestras posibilidades. Y mientras nos sermonean desde sus palacios, con mano de hierro y bajo el amenazante látigo del desempleo y la pérdida de todas nuestras necesidades más básicas, nos hacen cumplir a pies juntillas sin rechistar nuestra tan “merecida” penitencia. Y como siempre, el ciudadano de a pie, vuelve a cuadrar las cifras que todos estos reyezuelos se han comido, bebido, esnifado y a fin de cuentas, chuleado en playas tropicales a bordo de sus yates de lujo.

     No nos importa, "semos" así de buenos y ademas pensándolo, ¡podría haber sido peor! Bastante bien se han portado los cuerpos de seguridad del estado con los "cuatro perroflautas” marginales antisistemas insatisfechos que han tenido la osadía de salir a las calles a romper escaparates e incendiar los cubos de basuras. Lo que digo, la historia de siempre.

¡NOS HAN ACOSTUMBRADO DURANTE TANTO TIEMPO A SER ESCLAVOS QUE YA NO NOS ACORDAMOS COMO SER LIBRES!

     Así estamos mas guapos calladitos. Calladitos y entretenidos con nuestras penas, nuestro fútbol, hobbys varios, o haciendo una escapada de fin de semana, tirando de tarjeta, después de terminar de cuadrar los números rojos de las facturas que no paran de crecer…Ya cambiará este gobierno por otro mejor...

¡AMEEEEEN, BEEEEEE, BEEEEEE, BEEEEEE!