sábado, 27 de septiembre de 2014

EL CAMBIO

    


     La culpa de toda esta “crisis” no es de los partidos de cualquier ideología ni de los políticos corruptos que militan en sus filas contaminando sus principios sino de los ingenuos que los votan una y otra vez. La culpa no la tienen los bancos, ni los banqueros, ni sus prácticas usureras sino los clientes usuarios que siguen ingresando dinero en sus cajas y suplicándoles créditos e hipotecas. La culpa no la tienen los empresarios ni los sueldos miserables que ofrecen, ni los horarios esclavistas que imponen sino de los trabajadores sumisos que firman los contratos sin rechistar.

     El problema no depende de las corporaciones imperialistas ni de las multinacionales ambiciosas ni de sus precios abusivos, ni de sus campañas de marketing y publicidad agresiva sino de los consumidores pusilánimes que compran sus innecesarios productos de marca por puro complejo y baja autoestima. Ni tienen culpa ni son el verdadero problema los mercados especuladores manufacturando los alimentos y degradando la calidad de los mismos con sus técnicas de sobrealimentación artificial de los ganados y la mezcla de ingredientes químicos con el único interés del beneficio final sino de aquel que por unas razones u otras compran en sus establecimientos.

     Y al fin y al cabo, la culpa no es de los gobiernos ni de sus intereses geopolíticos, ni sus guerras por recursos energéticos, materia prima o petróleo sino de los soldados que empuñan las armas y obedecen a ojos cerrados las órdenes de sus superiores por el simple hecho de cobrar sus sueldos a fin de mes.

     Así entonces, la solución es bien sencilla pues no depende de ningún esfuerzo sobrehumano, ni de ningún puesto de trabajo relevante, ni de ser ningún personaje público importante con contactos en las altas esferas. No es necesaria ninguna respuesta en forma de revuelta violenta ni siquiera de una manifestación pacífica. No es necesario hacer ningún tipo de desembolso de una importante suma de dinero. No es necesaria ninguna campaña de concienciación en las redes sociales, ni de mítines en las plazas de los pueblos, no hace falta convencer a nadie pues empieza por UNO mismo.

     Todo depende de una elección personal AQUI y AHORA.

     ¿Quieres cambiar el mundo?



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