sábado, 27 de septiembre de 2014

X = BENEFICIO = INDUSTRIALIZACIÓN = CONTAMINACIÓN = DESHUMANIZACIÓN = GLOBALIZACIÓN

     Ante el dantesco panorama del mundo que nos rodea y dejando a un lado la polémica discusión de la caída hasta los abismos de los valores y la mas mínima moralidad, para basar este análisis a algo mas concreto y material como es la situación actual.

     Primero y muy por delante de los demás misterios sin resolver, se encuentra la política medioambiental a la que nos vemos sometidos debido mas que nada a la nefasta gestión de las energías que nos mueven. Seguido muy de cerca por la sobreproducción sin control de desechos generados de esta pésima gestión. Y todo esto sin llegar a tratar temas tan escabrosos como los inexplicables polémicos casos de corrupción generalizada y la ambición desmedida que órbita tan evidentes frutos. La sociedad global, a la que mas por desgracia que por suerte, hemos desembocado, se define por los mismos parámetros por los que pudiésemos tratar a una plaga o un virus, matando incomprensiblemente al organismo en el que habita y por tanto, buscando su propia muerte.

     La contaminación a la que estamos sometiendo al planeta por nuestro estilo de vida y como esta se retroactiva desastrosamente imparable, pues tal y como esta concebido la rueda del progreso y los beneficios económicos, aunque por impepinable que sea la regla de tres matemática que tenemos ante nuestras narices, nos convence de que nada podemos hacer, hasta el momento, por nadar en sentido contrario por conseguir, ya ni siquiera parar, sino disminuir la emisión del CO2 resultante de la combustión de los derivados del petróleo y de todos los desechos resultantes de la manufacturación del mismo. Un grave problema del que el hombre es consciente hace ya tiempo y del que no consigue librarse de ninguna de las maneras de su fatal destino.

     Ya hace unas décadas nos planteamos el tema del reciclado pero esto a día de hoy no nos ofrece las cifras falsamente esperadas, pues a pesar de nuestros esfuerzos, tan solo conseguimos reutilizar el 10 % del total. La producción supera el proceso de reciclado, viviendo de la manera en que vivimos es materialmente imposible sobreponerse al hecho de que la mancha negra del progreso industrial se expanda cada vez mas hasta llegar un día no muy lejano al último rincón del planeta, si no lo ha hecho ya.


     Y este es solo uno de los innumerables frentes abiertos por el ser humano en su afán obsesivo por alcanzar las cotas mas absurdas en su desmedido y descerebrado camino hacia el ¿“progreso”? La imparable escalada de registros de patentes de los mas inocuos aparatos, la incesante producción de enseres y materiales con una predeterminada y programada obsolescencia, con la única y cada vez, por absurdo que parezca, a la mayor creciente demanda de apellidar industrialmente a todo proceso con el fin único de producir mas en menos tiempo para “rentabilizar” los procesos de producción y alcanzar así, cada vez, mayores beneficios.

     Pues es esta, la palabra maldita, el asqueroso, sucio, ruin y ambicioso BENEFICIO, el verdadero motor de nuestra industria. Ya que no hay que ser un gran experto en estudios económicos para hallar la incógnita a la regla de tres matemática antes propuesta, del declive y destrucción en masa de todo lo que se opone en el camino de estos concretos números. Cifras diabólicas que nos nublan el cerebro, entumecen la humanidad de nuestros corazones y nos ciega la visión del menos común de nuestros sentidos, el sentido común.

     Es absolutamente “por y para” el benéfico por el que estamos destruyendo el planeta aún a sabiendas, por el beneficio es por el cual no podemos parar de lanzar al mercado máquinas que contaminan nuestro aire, manchando nuestros océanos y envenenando a los seres vivos que habitan en ellos. Por el beneficio, esclavizamos a nuestros semejantes, los desalojamos de sus hogares, los privamos de su libertad e incluso de las necesidades mas básicas como el alimento.

     Despojamos al prójimo de todo aquello que se compra desde lo material hasta lo inmaterial, desde el esfuerzo y el sacrificio, hasta llegar a la mismísima libertad. Anteponiendo el prefijo “in” al adjetivo que mejor nos describe “humano”, dando la vuelta a la piel que nos envuelve y cayendo en la mas absoluta bajeza “inhumana” de manera subconsciente y sin rechistar. Alejándonos así de nuestra propia raza y comportándonos como auténticas bestias salvajes o peor, pues hasta los animales poseen instintos básicos de supervivencia y perpetuación de la especie que los hace sostenibles en su “irracionalidad”, mientras que los “sapiens” como nosotros, estamos comprobando, que carecemos ya de toda lógica y lo que es peor, del tan falsamente sobrevalorado, corazón.

     Justo aquello que nos diferencia del resto de la creación, por encima de la maldita inteligencia que un fatídico día se nos concedió y nos está arrastrando a nuestra propia autodestrucción. Y fue precisamente el corazón humano, la luz que debe guiarnos en nuestro caminar, lo primero que despejamos en una de estas operaciones matemáticas para anteponerlo al pu… beneficio.

     Así que hasta que no logremos superar los resultados tan desastrosos de esta absurda economía que a todas luces nos esta demostrando lo alejados que nos encontramos de nuestro verdadero ideal de humanidad, tal y como evoluciona a pasos agigantados y sin nadie que detenga a este monstruoso modelo del progreso socio-económico y al hábitat donde mora que no le quedan ni dos telediarios, estamos, irremediablemente, abocados al inevitable COLAPSO.


     Moriremos entre escombros, respirando gases tóxicos y envenenados por nuestros mismos alimentos. Nos extinguiremos ahogados en montañas de plásticos y materiales tóxicos de eterna degradación. Desaparecerán antes nuestros cadáveres que nuestros desperdicios. Y si no, al tiempo…pues el tiempo, inexorablemente, al final, pone todo en su sitio. Y nosotros no vamos a ser menos. Encerrados en nuestra burbuja de vanidad y patéticamente endiosados, nos creemos intocables ante la violación de todas y cada una de las leyes naturales que hemos ido rompiendo en nuestro camino hacia el falso Olimpo de los Necios. Pero caeremos, es mas, ya estamos cayendo como moscas, los datos lo confirman. Y nada ni nadie nos vendrá a salvar en su carro alado de fuego, nada excepto nosotros mismos, cuando por fin seamos verdaderamente conscientes del rumbo a los que nos conducen nuestros mas oscuros instintos.

     Hasta entonces, mas nos valdría construir un arca a los pocos “locos” marginales que vemos de manera tan nítida los nubarrones que nos advierten del inevitable “diluvio” que nos espera. Pues tal y como veo a la sociedad actual y su escasa, por no decir, prácticamente NULA capacidad de respuesta ante hechos y datos tan claros, no tengo ninguna esperanza en el despertar colectivo. La masa seguirá obcecada en seguir a pies juntillas al flautista del progreso y su sagrado “beneficio” y tan solo por asegurarse las lentejas de hoy olvidando las cosechas del mañana que se arruinarán por su falta de visión.
 
Y lo peor de todo, es que ya no me sorprende…


“Sólo cuando el último árbol esté muerto, el último río envenenado, y el último pez atrapado, te darás cuenta que no puedes comer dinero.” (Proverbio indio)


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