lunes, 5 de octubre de 2015

EL RESTO

    He visto las lineas de la Vida nítidas como los meridianos ficticios de la Tierra. Entre la oscuridad casi total de lo real como negativos de una foto, las fuerzas de la gravedad, el magnetismo de los polos, la fuerza vital de cada una de las células microscópicas que componen el Todo, se me han revelado a los ojos como bancos de minúsculos pececillos tintineando en su fulgurante brillo de vida sobre el oscuro manto infinito de la muerte. Caras de la misma moneda…dos fuerzas contrapuestas forzadas a coexistir en el mismo campo gravitatorio dimensional. Vida y muerte, amor y odio, luces y sombras. Nada lo uno sin lo otro.


  Las personas como yo no tenemos futuro. Sin la mas mínima intención en atesorar riquezas ni amasar fortunas. En un mundo cada vez mas programado, calculado y cuadriculado, los pocos “locos” que soñamos con un mundo mejor somos una insignificante minoría frente a millones y millones de escuadrones de cuerpos sin cabeza ni corazón, marchando al unísono sin ningún tipo de remordimiento ni inquietud hacia el abismo del desatino, siguiendo a pies juntillas al dictador “lavacerebros” de turno disfrazado y maquillado al estilo Hollywood.

  Pero el hecho de ser minoría no nos implica debilidad, al contrario, como fuerzas contrapuestas que somos, la misma contrariedad con el bando opuesto nos implica mayor veracidad, ya que como dice el dicho “no es la cantidad sino la calidad”…

  Somos el “resto”, el grano de arroz que escapa de la cazuela al ser cocinado, el pez que salta de la red justo en el preciso momento de su captura y a pesar de toda la inmensa maquinaria construida clamando por triturar nuestra mas pura esencia, existimos y, en contra de todo lo establecido, SOBREVIVIMOS. Y son estas escasas, pero inmensas victorias contra todo pronóstico, soplos de aire fresco entre tanta basura mediatizada, las que me recuerdan que a pesar de la aplastante lógica mundana, aún merece la pena luchar por AMOR.

   
 Ya que el verdadero amor no tiene explicación, ni sentido, no depende de las subidas o bajadas de los valores en bolsa, no responde a ningún patrón ni lógica conocida. El amor verdadero es salvaje como la propia naturaleza, hermoso, puro, gracioso, lleno de luz, color y calor. Esta en la sonrisa del niño y en la de los delfines. Es la banda sonora de la vida. Es la vida y la muerte y la Vida. Es principio y el fin de todas las cosas.

El amor verdadero sencillamente ES…

 

 

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